"ENIGMA EN EL SIGLO XLI"
Corre el año 4022, y un intrépido arqueólogo acaba de descubrir las ruinas de un motel del siglo XX. He aquí sus asombrosas- y totalmente erróneas- conclusiones acerca de una civilización
“perdida”.
Varios cataclismos extinguieron toda forma de vida en el continente de América del Norte en 1985. La mañana del 29 de noviembre, una reducción accidental de las tarifas postales enterró a los norteamericanos bajo toneladas de folletos. Aquella misma tarde, las impurezas del aire sucumbieron ante la fuerza de la gravedad y cayeron sobre la población. En menos de un día, había muerto la civilización más avanzada de la época.
Aquellas
dos capas de contaminantes, pollutantus literati y pollutantus gravitas, que
cubrieron el continente, adquirieron la solidez de la roca y sepultaron por
completo la civilización existente. Cómo vivía aquella gente fascinante
constituyó un enigma hasta hace cuarenta años, cuando se filtró la información
acerca del asombroso descubrimiento de Howard Carson en el Motel de los
Misterios, en la zona llamada entonces de los Estados Unidos.
El año
4022, Carsón se inscribió en el 116 Maratón Transcontinental en Memoria de la Catástrofe
Norteamericana. Durante la prueba, quedó rezagado y se
encontró en un abandonado lugar de excavaciones. El suelo cedió bajo sus pies y
cayó a un pozo, frente a la entrada de una tumba.
La luz
exterior incidia sobre el pomo de una puerta de la tumba. Carson descubrió que
aún estaba en su lugar el sello sagrado que se colocaba sobre la puerta del
mausoleo. Estupefacto, se dio cuenta de que estaba en el umbral de la historia.
Por fin iban a ser descubiertas las ceremonias de enterramiento en la Norteamérica de
finales del siglo XX.
Carson
y un grupo de voluntarios entraron en la tumba. Por todas partes relucía el
brillo del plástico.
-
¿ves algo Howard? – le preguntaron sus compañeros.
-
Si – respondió- ¡Cosas maravillosas!
Así
comenzó Carson un trabajo, que duró siete años, de extracción e inventario de
los tesoros de la Tumba
26. En la Cámara
Exterior todo miraba al magnífico Gran Altar (Nº1), incluido
el cuerpo del fallecido, que aun yacía tendido en la Plataforma Ceremonial
(Nº4). En su mano se encontraba el Comunicador Sagrado (Nº3). A juzgar por las
marcas existentes en el altar superior, la comunicación se establecía con
golpes dados en su superficie. Debajo de la cara de Cristal del Altar superior
se advertían cierto número de espacios sellados para las ofrendas.
Esparcidas
por la cámara había gran variedad de
prendas de vestir, que incluían un pectoral ceremonial (Nº2) y dos pares de
zapatos, uno de ellos finamente adornado (Nº5). Sobre el altar y alrededor de
la plataforma se encontraban varios recipientes que en su día contuvieron
líquidos para libaciones y ofrendas (Nº7). Junto a la plataforma había una
estatua de la deidad VATIO (Nº9), que representaba la compañía eterna y el
esclarecimiento.
El
artículo más importante era quizá el llamado HIELO (Nª10). Este contenedor
estaba destinado a conservar eternamente los órganos internos más importantes
del difunto. El techo (Nº8) estaba cubierto de mosaicos con perforaciones
paralelas, con color añadido mediante la aplicación de la ocasional marca de
agua.
Consciente
de que los dos pares de zapatos daban a entender una inhumación doble, y
habiendo encontrado solamente un cuerpo, Carson inició la búsqueda de otra
cámara, y descubrió la Cámara Interior.
Aunque
parecía imposible, los objetos de la Cámara Interior eran más
deslumbrantes que los ya descubiertos. Como Carson preveía, había un segundo
cuerpo que parecía haber sido enterrado con más ceremonial que el primero. Con
un Tocado de Ceremonia (Nº8), había sido colocado en un sarcófago pulimentado
(Nº9), que había sido sellado tras una cortina traslúcida (Nª10). El tocado
sigue siendo un ejemplo inigualable de elaboración del plasticus flexible. Cada
disco de color estaba aplicado a mano, formando un diseño tan complejo que los
estudiosos siguen sin poder interpretarlo.
Las
proporciones del sarcófago impedían que el cuerpo se deslizara hasta un
posición reclinada. Las posturas similares de los dos cuerpos llevaron a Carson
a la conclusión de que la correcta posición de enterramiento era con la
barbilla descansando sobre el pecho.
De la
pared frente al difunto sobresalían dos trompetas de agua, la superior situada
metro y medio por encima de la otra. Parte de la música requerida durante la ceremonia
final la producía el agua a presión que , procedente del manantial sagrado,
salía por las trompetas y desaparecía a través de un pequeño agujero en el
fondo del sarcófago. Otra música procedía de la Caja de Música (Nº6), situada sobre la Urna Sagrada (Nº2). Los
artículos Nº1 y Nº4 se utilizaban en la preparación del cuerpo para su viaje
final, y el Nº5 era el Pergamino Sagrado, cuyos pedazos se colocaban
periódicamente en la urna durante la ceremonia anterior al sellado final de la
tumba.
El
cabezal, que llevaba impreso el canto ceremonial, y el Collar Sagrado (sin
numerar, pero dibujado más adelante) estaban aún sobre la Urna Sagrada a la que habían
sido fijados al termino de la ceremonia. El cabezal se llevaba principalmente
para mantener el Collar Sagrado en su lugar. Los expertos dicen que el collar
data del 1979 de la era cristiana, lo que le convierto en uno de los collares
más primitivos descubiertos hasta ahora.
La
emoción de aquellos primeros días dio gradualmente paso al penoso trabajo de
catalogar cada objeto encontrado en la tumba. Se difundió la noticia de la
importancia del hallazgo, y jóvenes arqueólogos, científicos e historiadores
acudieron a trabajar como voluntarios. Con toda la ayuda extra, el trabajo en la Tumba 26 finalizó hacia
finales de la tercera temporada y, a continuación, se hicieron planes para
comenzar a excavar las zonas circundantes.
Lentamente,
comenzó a surgir del suelo un vasto complejo funerario. Las tumbas se alineaban
a ambos lados de un corredor. La mayor y más suntuosa sala era el santuario
comunitario, con un altar cubierto por lo que llamaban “formica”. Detrás del
altar se encontraba varias hileras de ranuras idénticas, cada una de las cuales
correspondía a una tumba. En las ranuras familiares y amigos del difunto
depositaban sus ofrendas. Antes de la inhumación, cada cuerpo se lavaba en una
piscina llena de agua del Manantial Sagrado. Rodeando el complejo había una
gran zona, con esculturas de metal, libremente interpretadas, de animales y
pájaros que ellos llamaban Chevrolet, Ford, Cadillac.
Una de
las ayudantes de Carson sirve de modelo para lucir el Collar Sagrado y el
Cabezal a juego. También lleva puestos los pendientes de plasticus.
El
sistema Bell. Este instrumento de percusión, extraordinariamente complejo, se
tocaba sosteniendo la mitad del instrumento con cada mano y entrechocándolas de
forma rítmica, lo que hacía sonar un pequeño timbre.
La
planta que no muerte (fragmento) Esta planta, desarrollada en la antigüedad
para la vida eterna, crecía mediante un proceso biológico denominado plasticus
petrificus.
Juego
de Café. Su diseño se basa en la forma de la Urna Sagrada. Las tazas son de
porcelana y la cafetera de plata.
El
Sello Sagrado. Hecho de plasticus eternicus, se colocaba sobre el picaporte de
la gran puerta exterior por los funcionarios de la necrópolis, y estaba
destinado a proteger eternamente al difunto.
El
colgante Sagrado. Esta joya fue encontrada en un agujero del sarcófago. El
colgante, de goma, esta unido a una cadena plateada.
Epilogo:
Howard Carson Murió a manos de un colaborador desequilibrado. Muchos atribuyen
su muerte a una maldición que rodea la
Tumba 26. a
causa de una serie de muertes tras las visitas a la Cámara Interior ,
el Departamento de Antigüedades Yanquis ordenó la clausura de la tumba en el
año 4046.